Hace 20 años atrás Villarruel es el primer 4º
Dan de cinturón negro malargüino, que con apenas 13 años comenzó a tomar clases
de Judo y su pasión hizo que se esforzara durante un año completo preparándose
con el duque Ángel Jaque para dar su examen, pero el destino le jugó una mala
pasada y unos días antes le avisaron que había sido suspendida su mesa.
“Después de tres meses, Eduardo Mena (profesor
de la Universidad de Cuyo) me llamó un domingo a la mañana y me dijo que si
quería rendir que estuviera en la noche en Mendoza, no lo dude, a pesar de que
llevaba apenas dos meses de casado y tuve que vivir mi luna de miel alejado de
mi mujer” comenzó relatando Pablo.
Inmediatamente viajó a la capital donde se
preparó 8 días para su prueba en Buenos Aires. Cuando finalmente llegó el día, ingresó
al salón donde rendiría y se llevó la sorpresa de encontrarse con el capo
máximo Yamamoto un japonés con una personalidad muy extrita pero que rendir con
él otorgaba cierto prestigio. “Tuve 5
horas de examen, donde me encontré con jóvenes de todo el país que iban con el
mismo objetivo, pero que al final no querían rendir porque estaban demasiados
asustados y aunque yo me sentía confiado, por momentos no podía creer estar
frente del Dan Yamamoto”.
Recibió su cinturón y comenzó a dictar clases
junto a Enrique Rubio en un pequeño sitio que habían alquilado, “en esa época tuvimos
pocos alumnos pero realmente sabíamos que era difícil porque no era conocido el
Judo, aparte para muchos es una actividad complicada porque es un método de
vida muy estricto en el que los luchadores se deben someter a muchas
dificultades”.
Después de un tiempo, se trasladaron junto a
Rubio al Polideportivo Municipal y a los pocos meses, Villarruel quedó frente
al dictado de clases como único profesor. “Tenía muchas ganas de empezar a
competir con los chicos y después de haberlos preparado participamos en nuestro
primer torneo y volvimos con dos subcampeones y un tercer puesto”.
Pablo también ha practicado Kung Fu que le
sirvió para agregar técnicas al Judo “todas las artes marciales son buenas,
todas tienen un sentido que es tratar de mejorar las personas, cuando se pasa
mucho tiempo trabajando para mejorarse a uno mismo, no queda tiempo para
criticar a los demás, eso le hace muy bien al cuerpo”.
Cuando le preguntamos porque había comenzado a
practicar judo, nos comentó que lo habían invitado unos amigos y que su
propósito seria aprender para utilizarlo como defensa propia, pero con el
tiempo comprendió que el Judo le había cambiado la vida, ya que lo ayudo a
disciplinar su conducta. “Siempre intento animar a los papás de mis alumnos,
comentándoles que las artes marciales, pueden solucionar los problemas de los chicos”.
En la actualidad, Villarruel continúa dictado
clases en el Polideportivo Municipal de Malargüe y así ha sido durante 15 años,
donde después de haber ingresado a la Unión Panamericana han vivido muchas
situaciones que le han dado la oportunidad de crecer conociendo a otros
luchadores y obteniendo grandes premios como el que recibió su equipo declarado
como interés departamental.
“Siempre voy a recordar a todos los alumnos
que han pasado por mi escuela y cada momento que he vivido con ellos. Recuerdo
que con apenas 22 años inscribí a mis alumnos en un torneo en Santa Fe, los
padres me tenían mucha confianza ya que el alumno más chico tenía 3 años y el
más grande apenas 12. Contratamos a un chofer amigo que no conocía muchas
rutas; el viaje era largo y agotador por eso decidimos parar en una estación de
servicio para preguntar cuántos más teníamos que recorrer para llegar a la
capital santafecina, pero cuando bajamos la ventanilla todos los empleados
hablaban en cordobés, nos habíamos pasado 200 kilómetros y estábamos ingresando
a Córdoba” nos relataba el profesor entre muchas risas.
“Hay muchos alumnos de los que abandonaron que
recuerdo porque hoy serian excelentes luchadores, pero debo considerar que
personalmente siento que mi logro más grande como profesor ha sido Nicolás
Parasecolí, más allá que todos están en épocas buenas, lo he visto crecer y ganarle
a los mejores como a un brasilero que estuvo en los juegos olímpico y a un
luchador de Chile que no le ganaba nadie, es una persona que cuando le exigís, entrega
el doble. Por ahí me duele que la gente no lo valore como es valorado en otro
lado, hemos ido a lugares en donde van exclusivamente a verlo luchar a él, por
eso siento que parte de su carácter y de sus logros han sido adquiridos a
través de esta disciplina”. Además el 4º dan Villarruel, ha llevado al podio a
muchos figuras del departamento, como es Facundo Andrada que es Campeón Mundial
pero no quiso dejar de nombrar a las mujeres que también siente que son parte
de muchos de sus logros como Martina Villarruel y Cecilia Rosales.
Finalmente
se mostró emocionado recordando su trayectoria como profesor, en la cual no
quiso dejar de agradecer al apoyo constante de su familia pero especialmente el
de dios porque nunca ha pasado por una lesión grave con ninguno de sus alumnos,
además siente que debe inmortalizar como uno de los momentos más felices de su
carrera, el recibimiento que le dio el pueblo cuando regresaron del mundial de
judo realizado en Brasilia en Agosto del 2012 y recorrieron el departamento en el
coche bomba acompañado por sus alumnos y los ganadores Facundo Andrada (campeón
mundial) y Jorge Sepúlveda que obtuvo el tercer puesto en el mismo certamen.
Nota emitida (08-2014)
Escrito por Pamela B. Rodriguez
Nota emitida (08-2014)
Escrito por Pamela B. Rodriguez
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