Es sabido que algunas AAMM tradicionales (y
no tanto) continúan hoy día con el entrenamiento y la enseñanza del manejo de
armas antiguas, tal es el caso por
nombrar unas pocas, del Kung Fu, del Kobudo y el Sipalki entre tantas.
Para algunos esto es un como
contrapeso, y se cuestiona le utilidad
de entrenar armas impensadas hoy día o casi inusables. Dedicar tiempo a ello,
tiempo quizás quitado al repertorio de técnicas más concretas y de posible
aplicación en la vida real, es el fundamento de esta mirada crítica.
Pero miremos ahora desde el otro lado
tratando de ver que aporta este entrenamiento.
El entrenamiento con armas permite en
principio familiarizarse con elementos ajenos al esquema corporal, lo que de
movida ya implica una destreza adicional. El dominio de las distancias propias
y del otro, el desarrollo de los tipos de movimientos específicos, cortantes,
golpeantes, punzantes, llevan a un entrenamiento específico que requiere tiempo
adicional, pulimiento de movimientos básicos sin armas para luego complicarlos
con elementos complejos, trabajo de equilibrio y fuerza por supuesto (las armas
tienen peso a más livianas que sean) y
luego de entrenarlas por un rato empieza a sentirse y lleva además un trabajo a conciencia del
significado y del espíritu del arma en desarrollo.
Elementos variados que hacen a la formación integral del practicante, sin
entenderlo como un simple individuo con
la capacidad de intercambiar puñetazos y patadas.
Desde un punto de vista práctico, repito lo
ante dicho, distancias especiales y muy variadas (cortas, medianas, largas),
tipos de movilidades distintas (armas flexibles y rígidas) trabajo de
equilibrio y fuerza y la posibilidad de usar un elemento que en la defensa
personal, puede potenciar mis ventajas. Claro está, nadie sale o saldría a la
calle con un bastón largo, con un sable o una espada, pero la posibilidad de
encontrar quizás un palo, de llevar un cinturón, no son tan esquivas a una
realidad y saber usar estos elementos no es algo trivial y su habilidad sí se puede adquirir o mejorar al
entrenar con armas y esto en un momento crítico, puede aportar una diferencia
importante.
Por otro lado hay dos facetas quizás menos
prácticas pero no de poco peso (dependiendo claro las búsquedas de cada uno)
como son la continuidad de una tradición y un costado estético importante. Las
armas forman parte de una historia o tradición en estas prácticas centenarias y
hasta milenarias y preservar estos conocimientos tiene un significado especial.
Si lo que a uno motivase el estudio y entrenamiento de estas disciplinas
fuese simplemente lo puramente aplicable en defensa propia, quizás sería más
directo y menos esforzado hacer un curso de tiro y obtener la licencia de
portación de armas. Nada más concreto, especifico, efectivo y lineal. Pero en
general los que nos acercamos a estas disciplinas buscamos algo más, algo más
allá.
De la mano de la filosofía, de la mano de
un conocimiento de una cultura distinta, de la mano de rescatar algunos valores,
no olvidados pero sí quizás dejados un poco de lado, está el deseo de preservar
ciertas tradiciones, ciertas culturas o saberes y en esto las armas son un
acervo de conocimientos, un tesoro digno de cuidar, con dedicación y esmero.
Finalmente, pocas veces o en pocas escuelas
se llega a trabajar en combate con armas. Normalmente se trabaja solo formas o
acaso en defensa personal (ejercicios) pero en ocasiones se puede llegar a la
práctica combativa; en este caso en general uno trabaja con armas poco peligrosas
y con alto grado de protección, pero aquellos que hemos tenido la fortuna de
entrenar y hacer combate con armas, sabemos que ofrece un entrenamiento
combativo muy especial, muy distinto, donde uno se enfrenta a otros miedos, a
otros dolores a otras situaciones completamente diferentes de las que se topa
uno cuando hace combate a manos vacías.
Tradición, elementos de defensa personal
adicionales, una posibilidad de entrenarse con distancias distintas, son
algunos de los motivos que me llevan a sostener la validez del entrenamiento
con armas y su utilidad. Creo que sin abusar, son y suman un elemento que
tiene mucho para aportar y poco para restar (salvo el tiempo que se puede
compensar simplemente con más entrenamiento!!) en el desarrollo de un artista
marcial completo.
Por Sifu Oscar Jamardo
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